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Los tendones mueven las articulaciones. Son como hilos que conectan el músculo al hueso y están envueltos en su propio recubrimiento protector, llamado vaina del tendón. Cuando la articulación del pulgar se flexiona, el tendón se desliza a lo largo de su vaina. Pero con el pulgar en resorte, hay una diferencia de tamaño entre el tendón y la vaina a medida que los niños crecen, por lo que el tendón no puede deslizarse suavemente a través del túnel y puede atascarse. Esto hace que al niño le sea muy difícil o imposible extender el pulgar por completo.
Es posible que primero note que su hijo puede extender el pulgar, pero le duele y le causa hinchazón, o puede escuchar un clic. A medida que avanza la afección, el pulgar permanecerá flexionado.
El médico de su hijo puede diagnosticar el pulgar en resorte después de conocer los antecedentes médicos del niño y realizarle un examen físico.
Según la gravedad de la afección y la edad de los niños, a veces los médicos esperarán y verán si la afección mejora por sí sola. La inmovilización también es una opción para los niños pequeños con pulgar en resorte. A medida que los niños crecen, las posibilidades de que el pulgar en resorte desaparezca por sí solo disminuyen y se recomienda la cirugía. La cirugía, llamada liberación del pulgar en resorte, implica la apertura de la vaina del tendón para permitir que el tendón se mueva normalmente. Después de la cirugía, su hijo(a) usará un vendaje durante algunas semanas para proteger la piel mientras cicatriza.
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