Los atletas normalmente tienen una densidad mineral ósea más elevada que los individuos menos activos. Sin embargo, el exceso de entrenamiento y ejercicio puede poner en riesgo la salud ósea. Los atletas que realizan movimientos repetitivos y de alto impacto, como los corredores de larga distancia, están en riesgo de sufrir sobreentrenamiento. La salud ósea también se ve afectada por la ingesta de calcio y vitamina D, el equilibrio nutricional y el estrógeno. La salud ósea comprometida en las atletas jóvenes puede llevar a pequeñas microfracturas, comúnmente conocidas como fracturas por estrés, que ocurren con mayor frecuencia en la tibia. Además del riesgo de fracturas por estrés y pérdida ósea, las atletas con amenorrea y trastornos de la alimentación están en riesgo de padecer osteoporosis. Hábitos saludables de alimentación y programas de entrenamiento apropiados le permiten a la atleta crecer con la mejor condición física posible, al tiempo que crean las mejores condiciones para que logre sus objetivos en proyectos futuros.
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