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Después del nacimiento, una vez que se reconoce la microtia, los niños pueden ser sometidos a una evaluación por ultrasonido de los riñones para verificar que su anatomía sea normal. Las evaluaciones de la audición se hacen con un audiólogo para revisar el grado de pérdida de la audición. Si se nota alguna otra anormalidad en el nacimiento, puede valer la pena consultar con un genetista. Un otorrinolaringólogo puede evaluar la gravedad de la microtia, establecer la presencia o ausencia del canal auditivo, y discutir las opciones de reconstrucción y de amplificación de la audición. Si la microtia es parte de un síndrome craneofacial (p. ej. síndrome de Treacher Collins), un equipo craneofacial de médicos, terapeutas y personal de apoyo también puede evaluar al niño.
Casi nunca es de utilidad tener una TC para examinar la microtia cuando un niño es pequeño. Los recién nacidos y los niños pequeños son más susceptibles a la exposición a la radiación emitida por una TC, y este riesgo disminuye con la edad. Además, es posible que muchas de las estructuras pequeñas no aparezcan bien definidas en la TC hasta que el cráneo y el hueso temporal estén más cerca del tamaño adulto. A casi todos los cirujanos reconstructivos de atresia de canal les gusta esperar a obtener una TC cuando se acerca la reconstrucción del canal prevista, lo que se debe hacer una vez que el niño haya completado la reconstrucción del oído externo, normalmente cuando tiene 9 o 10 años de edad.
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