Le presentamos a Anika Ljung
Ser aceptado en el programa de danza contemporánea de la Joffrey Ballet School es un honor que reciben pocos bailairnes; añada a esto las complicaciones de la escoliosis y la displasia de cadera, y conseguir un lugar en este prestigioso programa parecería como un sueño imposible. Pero eso no ha detenido a Anika Ljung, que pasó de estar en una silla de ruedas a bailar ocho horas al día en menos de un año.
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