Los cálculos biliares y pancreáticos, conocidos colectivamente como cálculos biliares, son pequeños objetos parecidos a una piedra que se forman a partir de depósitos endurecidos de fluidos del páncreas o de la vesícula biliar. Estos cálculos pueden quedar atascados en los conductos que van de esos órganos al intestino delgado.
La bilis, un fluido producido por el hígado para ayudar a digerir los alimentos, está compuesta de agua, colesterol, grasas, sales, proteínas y un pigmento amarillo llamado bilirrubina. Entre comidas, se almacena en la vesícula biliar, donde las partes sólidas de la misma a veces pueden cristalizarse y formar los objetos endurecidos conocidos como cálculos biliares. Muchos cálculos biliares permanecen en la vesícula biliar, donde puede que no causen ningún daño. Pero cuando un cálculo biliar se desplaza al conducto biliar y se queda atascado, puede causar infecciones y otros problemas graves. Algunos niños son propensos a tener cálculos biliares y pueden sufrir varios episodios a lo largo de su vida, otros pueden tener un único cálculo.
El síntoma más común de un cálculo biliar es el dolor en la parte superior derecha del abdomen, donde están el hígado y la vesícula biliar.
El dolor puede ser intermitente o continuo. Si el cálculo bloquea un conducto biliar, puede causar una infección llamada colangitis; una infección bacteriana en el hígado llamada colangitis ascendente; o una inflamación de la vesícula biliar, llamada colecistitis. Otros síntomas pueden incluir náuseas, fiebre, escalofríos, ictericia, orina oscura, cansancio, pérdida de peso y heces de color claro.
Como los cálculos biliares, los cálculos pancreáticos se forman a partir de jugos digestivos endurecidos. Sin embargo, en lugar de los sólidos de la bilis, los cálculos pancreáticos suelen estar compuestos de trozos de carbonato de calcio que se endurecen por las enzimas pancreáticas y luego se atascan en el conducto que va del páncreas al intestino delgado. Algunos niños tienen una predisposición genética a contraer cálculos pancreáticos y pueden experimentar varios episodios a lo largo de su vida, otros pueden tener un único cálculo.
Los cálculos pancreáticos que bloquean el conducto pancreático pueden causar pancreatitis. Los síntomas de la pancreatitis incluyen náuseas, vómitos y dolor abdominal intenso, que puede aparecer repentinamente y luego puede ser constante o intermitente.
En los niños, ambos tipos de cálculos generalmente se pueden alcanzar y extraer mediante técnicas endoscópicas avanzadas, entre ellas la CPRE.
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